Somos el árbol que cortamos y el mar que intentamos navegar



Cuando nos mantenemos ocupados con pensar en lo que vamos a hacer o, más allá aun, planificar lo que creemos que vamos a hacer que suceda, sin darnos cuenta, y sin quererlo, nos desconectamos de lo que realmente sucede y de la consciencia de lo que somos. Cuando no conseguimos escuchar la voz interna, cortamos el árbol para construir una nave para impulsarla por el mar. Cuando nos quedamos quietos, entendemos sin necesidad de explicación, recordamos, que somos el árbol y que ahora, antes, y después de eso, y siempre, somos mar. No hace falta que nos lo expliquemos. Nos lo dice el corazón, el alma, el centro de nuestro ser. Y sabemos que no es que seamos parte del mar, ni algo en el mar, sino mar, que todo lo es, que el mar es todo, y que no va a ningún sitio, sino que simplemente es.

Comments

Popular posts from this blog

Margin Call: los psicópatas detrás de las hipotecas

¿Seguro?

La España integrada