Mirarnos a los ojos

Qué pasaría si en lugar de acostumbrarnos a evitar nuestras miradas, nos acostumbráramos a mirar a los ojos a las personas con las que nos cruzamos en la calle, en el metro, en la puerta de un comercio, en la otra escalera mecánica, en el trabajo, en una sala de espera... en todas partes!!? Si pudiérmos mantener la mirada en esos otros ojos y quedarnos simplemente ahí, sin pensar nada, sin querer nada, sin buscar nada, solo estando ahí, veríamos al menos un atisbo de cada una de esas personas, y ellas un atisbo de nosotros. Y veríamos al menos un hilo casi invisible de nosotros en todas y cada una de ellas, y todas y cada una de ellas lo verían también en nosotros. Y quizá no lo veríamos, pero sentiríamos que ellas y nosotros somos. No que somos ellas y nosotros, sino que somos, como antes de llegr aquí, como después de nuestra partida. Y quizá entonces nuestros ojos temblarían, y en nuestro interior sentiríamos una emoción casi desconocida y, al mismo tiempo, tan reconfortante!!

Historias

Vivimos rodeados
de historias escondidas,
ni siquiera intuidas
tras todas esas caras apagadas
que, a veces,
en apenas un segundo,
con tan solo una mirada,
sus relatos ocultos
anuncian, enmudecidos
por el fragor cotidiano
de lo que inventamos para
más allá de nuestra historia escondida
arrastrarnos,
desde nuestra historia silenciosa
ignorarnos,
a pesar de nuestra historia oculta
encontrarnos,
y cuando eso ocurre,
celebramos que otro silencio
nos vislumbra y vislumbramos,
nos escucha y escuchamos,
entendemos y nos entiende,
que otra historia
paralela y diferente
y la nuestra se abrazaron,
desde un primer segundo
repentino, mágico y eterno
que todo el tiempo detiene,
y que dos caras,
por fin, ilumina.

Comments

Popular posts from this blog

Margin Call: los psicópatas detrás de las hipotecas

¿Seguro?

La España integrada